domingo, 21 de octubre de 2012

Quizás

Quizás no debí comenzar la conversación con aquellas palabras.
Quizás no debí terminarla con aquel portazo.
Quizás una llamada habría arreglado las cosas.
Quizás mi silencio habría sido mejor si fuese provocado por el sello de sus labios. 
Quizás el orgullo no tendría que haber conquistado mi alma.
Quizás debí pedir perdón.
Quizás lo correcto no era pasar las noches con rostros desconocidos entre mis sábanas.
Quizás el "sí, quiero" tendría que haber sido para ti.
Quizás eras tú a quien tendría que destinar mi rutina y mis buenos días.

Quizás ya es tarde. Mi piel se encuentra agrietada, testigo de todos los minutos y segundos que han bombardeado mi alma, arrepintiéndome de mis pasos, de los senderos que decidí recorrer, de la vida de impulsos y de decenas de distintos olores en mi cuerpo, buscando uno que sustituyese el tuyo. Quizás ya es tarde. Mis ojos ya han visto tanto que han perdido el brillo de cuando mi pelo se encontraba nevado. Ya han visto tanto, que soy capaz de percibir a mi lado, a cada paso que doy, cómo una sombra negra, negra como el vacío más profundo, me sigue de cerca, me sonríe cuando la miro de reojo.

Sabe que ya soy suyo.

Quizás, solo quizás, un último beso de sus labios pueda salvarme la vida.



Ilustración por Eva Puga

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