Los corazones no se conquistan, los corazones se encuentran. Se tiende demasiado a irrumpir las murallas del alma de la persona que creemos adecuada, haciendo gala de lo que creemos que es lo mejor de nosotros, dando versiones edulcoradas de nosotros mismos, adaptaciones de nuestra persona para que esas puertas del alma se abran. ¿Realmente es el mejor camino llevar a cabo tales acciones? ¿Cuánto tiempo podrás aguantar ser esa propia versión de ti, engañándote a ti mismo? No demasiado...quizás meses, quizás años, y esa es la raíz de todas las peleas y gritos que romperán vuestro hilo, vuestra unión.
No podemos decidir quién se enamorará de nosotros, ni qué alma será la gemela de la nuestra. El destino hará que os encontréis, y, cuando esto suceda, podrás guardar las banderas, las armas y el maquillaje. Estás encontrando tu lugar, no invadiéndolo. No escogemos ni quién, ni cuándo, ni cómo. Sucede.
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